lunes, 29 de junio de 2009

¿Confusión de género?: Respondiendo a algunas mistificaciones en la REA



Recientemente inicié mis actividades como representante estudiantil en la asamblea universitaria (REA). El período que me corresponde (2009-2010) está signado por un evento de gran importancia: la elección de nuestro próximo rector. Sin embargo, este es un tema que comentaré más adelante, posiblemente cuando ya esté consumado. Por el momento adelantaré que la única candidatura es la del actual vicerector académico Marcial Rubio.


Empiezo mis funciones junto a mis colegas de FINES y de otros grupos con entusiasmo y ganas de poner un grano de arena desde la asamblea universitario para que el crecimiento de la PUCP siga adelante, velando cuanto sea posible por el bienestar de mis compañeros. El asunto sobre el que ahora escribiré, lamentablemente, aporta poco o nada en mi opinión a estos objetivos. Sin embargo, una necesidad inaplazable de prevenir malentendidos y cuestionar su fuente de producción me ha motivado a pronunciarme. Se trata de lo que considero una serie de atentados que, con o sin mala fe, se han venido cometiendo contra el derecho a la imagen y voz propia.


El derecho a la imagen y voz propia está consagrado en el art. 2.7 de nuestra constitución, así como el de exigir públicamente una rectificación cuando este sea violado. El atribuir a una persona o colectividad opiniones que no suscriben o inventar hechos falsos respecto a la misma con fines interesados es, a mi entender, una violación de este tipo. Aún si no se tratase de actos malintencionados, indican una evidente falta de seriedad intelectual y de interés por la verdad de parte de quienes los realizan, lo cual, en modo alguno contribuye a un ejercicio transparente y objetivo en el ámbito político.


El panel del orgullo



Durante la última semana acontecieron una serie de actividades en la universidad con motivo de una curiosa fecha: la semana de la diversidad sexual (cuya conclusión coincide con el colorido desfile del orgullo gay), que fue organizada por GPUC (célula de activismo homosexual en nuestro campus) con el apoyo de Acción Crítica, movimiento con representantes en nuestra asamblea universitaria así como en el consejo universitario (instancia más alta de la representación estudiantil). La publicidad de estos eventos se colocó, a lo largo de la semana, preferentemente en el panel de la REA, llegando a haber para el jueves tres carteles altamente llamativos (el viernes llegaron a cuatro). En ningún otro punto de la PUCP aparecieron tan profusamente estos anuncios como en el espacio de nuestros representantes.


El afiche principal de los organizadores no podía pasar desapercibido. Presentaba fotos de varios estudiantes presididas por la efectista frase Uno de estos es homosexual. Al final resultó ser publicidad para una conferencia de activistas del colectivo que tendría lugar ese jueves 25 de junio. Este cartel, innegablemente, ha sido el que más ha llamado la atención en mucho tiempo en el panel de la REA. Numerosos grupos, por momentos casi multitudinarios, se agolpaban frente a éste, observándolo con un interés más bien morboso, haciendo chistes subidos de tono e incluso apuestas. No se trataba precisamente de una atención políticamente correcta pero a lo mejor la intención de los organizadores era apelar al escándalo.


Uno podría decir que lo anterior es problema de los aludidos. Sin embargo, la cuestión no es tan simple en tanto han usado un espacio que no les corresponde para promocionarse, comprometiendo la imagen pública de una institución sin pedir su opinión. Esto no es más que un mal uso de la libertad de expresión. Dado que el común de los estudiantes tiene un conocimiento superficial de la política universitaria y se guía por impresiones inmediatas, es de esperar que muchos asuman que la REA, en conjunto, ha intervenido en la realización de estos eventos y los ha apoyado. De ya haber instalado nosotros una comisión de comunicaciones (tarea que aún está pendiente para este período) sus responsables seguramente quedarían comprometidos por unos avisos que podrían ni siquiera haber autorizado y con ellos, todos los representantes.



Por ello es necesario aclarar que la REA no ha tenido nada que ver con la organización de esta semana de la diversidad sexual y que, de hecho, más de uno de sus miembros se ha quejado por el riesgo de asociársele con esta causa. Puede que Acción Crítica sí haya dado un respaldo entusiasta (dado que los temas de género y sexualidad tienen un peso muy grande en su agenda) pero los suyos son apenas de 2 de los 26 REAs. Al margen de lo que se piense sobre el tema, elegantemente llamado de la diversidad sexual, debe aceptarse que es altamente controversial en nuestro medio, con un carácter por lo demás esencialmente extrauniversitario. Considerando esto no puede esperarse de los miembros de la asamblea (que tenemos visiones políticas y vitales diversas y contrapuestas) que exista un consenso que admita el uso de nuestros espacios para propaganda de ese tipo. Además, del mismo modo que ahora, otros podrían emplear el panel para promocionar una candidatura presidencial, la insurgencia popular en el sur, la venta libre de armas, la legalización de la prostitución en el campus o de los matrimonios entre humanos y personajes de anime. Puede sonar absurdo pero el cielo es el límite. A los 26 REAs nos pueden atribuir el apoyo a cualquier causa de la que ni siquiera podemos tener noticia. Sin ir muy lejos recientemente el grupo político ficticio El tigre cañón colocó en el mismo panel dos papelógrafos en los que cualquiera podía escribir comentarios mofándose de la representación estudiantil. Está bien ser democráticos y representativos, pero ello no pasa por representar lo que sea que se le pase por la cabeza a cualquier estudiante, convirtiendo el único medio de comunicación del que disponemos de una singular feria de proclamas. Esa irresponsabilidad pasa, no puede negarse, por algunos de los propios grupos que integran la asamblea: así como Acción Crítica intervino en las actividades de la GPUC y ayudó a difundirlas, el grupo Vanguardia Universitaria, (que cuenta con 3 REAs) usó hace unas semanas el mismo espacio para promocionarse abiertamente.


Frente a estas incovenientes es urgente optimizar nuestra labor de difusión, acercando nuestros logros a la comunidad universitaria. Esto pasa por asegurarnos de que la mayoría de los anuncios del panel sean efectivamente de la REA (aún al riesgo de que este se vea vacío), reservando un espacio limitado para afiches del resto de los estudiantes, los cuales, de preferencia, no deberían tener contenido político, menos si implican a algún grupo con presencia de la asamblea. Nuestra ventana debe servir para dar a conocer nuestro trabajo como equipo, no para promoción partidista alguna.


Sobre las mistificaciones


En las últimas reuniones de la REA, incluida una sostenida con el futuro rector, asistí a un desagradable cuadro de mistificaciones que recién ahora me animo a desmentir. Antes de referirme a ellas aclararé el significado de este término: se trata de invenciones que no pretenden ser ficción sino asimilarse como parte de la realidad. Lamentablemente son muy comunes en todos los niveles de la política y en ellos se confunden la malicia y la ignorancia.

La militante de Acción Crítica, REA e integrante del consejo universitario, María Lucía Machuca ha denunciado pública y reiteradamente actos de censura por parte del fondo editorial de la PUCP contra uno de los libros de la docente Norma Fuller, antropóloga y especialista en género de quien soy hijo. Según la representante Machuca ella habría incluido en uno de sus libros numerosas expresiones anticlericales denunciando la actitud represiva de la Iglesia Católica hacia las mujeres y ello habría llevado a que la universidad se negase a publicarla, forzándola a recurrir al fondo editorial de San Marcos.
Del mismo modo esta misma REA ha narrado en más de una ocasión los atropellos a la también docente María Emma Mannarelli, quien habría sido obligada a abandonar la PUCP para dictar en San Marcos, huyendo de la supuesta persecución de sectores oscurantistas al interior de la universidad. Del mismo modo se refiere al clima de censura que existe respecto a temas de género y sexualidad en nuestra casa de estudios.

Los casos anteriormente denunciados pueden ser considerados preocupantes atentados contra la libertad de expresión y yo sucribiría esta preocupación. El problema es que todos son falsos. La Dra Fuller no es una anticlerical insomne ni ha tenido en ocasión alguna problemas de censura para publicar en el fondo editorial de la universidad; la Dra Mannarelli nunca fue nombrada catedrática en la PUCP y trabaja en San Marcos básicamente porque le ofrecieron buenas condiciones de trabajo; en cuanto a la censura sobre género y sexualidad, existe libertad de cátedra, el tema se trata ampliamente en cursos y conferencias y de hecho existe un diplomado del área en el que mi madre dicta. Ella no es en modo alguno cerrada (dio una conferencia sobre diversidad sexual en la referida semana aunque esa no fuese su especialidad) pero ni se ha granjeado conflictos por sus opiniones académicas ni es válido que facciones radicales usen su prestigio y mi identificación filial para presionarme a apoyar posturas con las que podría estar en desacuerdo o, peor aún, inventar que las apoyo frente a mi silencio. La mayor enseñanza materna ha sido, en mi caso, el valor del libre criterio.



Lo anterior deja evidentes dudas sobre la seriedad de algunos de quienes intervienen en la política de nuestra universidad. Se esperaría que desde su posición de dirigentes y con la experiencia acumulada estén adecuadamente informados de nuestros problemas reales y den opiniones objetivas. Acción Crítica se precia de pertenecer a una izquierda que se interesa por el análisis a consciencia de la realidad para proponer vías de cambio. Sin embargo, si están distorsionando los hechos en un nivel tan elemental como el historial de profesores se puede ser razonablemente escéptico respecto a la consistencia de sus propuestas.


Acción Crítica afirma preocuparse por los grandes temas que afectan a la universidad y al país. Fuera de que algunas de sus opiniones representan una distorsión de la realidad similar a la mencionada antes frente a aspectos como la supuesta elitización de nuestra universidad (cuando cerca del 50% de los estudiantes pertenecen a las escalas 1 y 2 y 80 % a estás y la 3) en más de un caso sus preocupaciones poco tienen que ver con la superación de nuestros problemas inmediatos. Es el caso de su creciente y casi obsesiva fijación con asuntos de género y sexualidad. Claro que es más razonable esperar apoyo a estas causas en la izquierda que en la derecha y no les niego su derecho a defenderlas. Sin embargo, muchas veces pareciera que, no conformes con esto, pretendiesen cooptar a otros estudiantes preocupados por la problemática universitaria y ajenos a su movimiento, con o sin su consentimiento, atribuyéndoles tendencias de las que carecen. Hablando por ellos hacen que, ante el descuido de los aludidos, el común de los estudiantes confundan sus opiniones y actuaciones con las de ellos. Así consiguen el respaldo de agrupaciones de mayores dimensiones o pretenden servirse de líderes independientes como satélites. Es un problema ciertamente que estudiantes de centroizquierda, reformistas o sencillamente preocupados por la marcha de la universidad no consigan marcar distancias frente a esto y algunos hasta favorezcan abiertamente la confusión, a pesar de tener un respaldo mayor al de ellos.


Colofón

Los recientes hechos que he comentado me han permitido observar como algunos colectivos y sujetos involucrados en nuestra vida política no dudan en hacer que a todo aquel que colabore puntualmente con ellos (incluso por el solo hecho de estar en la REA) se le atribuyan sus ideas y, pese a decir valorar el análisis y el conocimiento de la realidad, distorsionan los hechos con una buena dosis de ignorancia y posible manipulación política hasta lindar con el sensacionalismo, ¿se puede tomar en serio a quienes falsean la verdad y lo hacen mistificando sobre pensamientos y actitudes de quienes consideran sus supuestos aliados?




Así como el mencionado afiche tenía la frase Uno de estos es homosexual, la forma en que algunos grupos realizan su propaganda tomando la palabra por otros termina por distorsionar la opinión que puede tener la comunidad universitaria sobre los puntos de vista de los REAs, asociando con un supuesto monolitismo progresista a más de un representante que no se identifica con esas ideas. Un REA se debe, ante todo, a sus electores, y comprometer su imagen con mistificaciones y opiniones que le son ajenas, puede ser un flaco favor a su imagen, dificultando de más de un modo su trabajo. Los dimes y diretes crean problemas pero rara vez aportan algo de utilidad.

martes, 2 de junio de 2009

Del consejo de Letras a la asamblea: el trabajo sigue, una alternativa recargada




Mi período como consejero de Letras ha llegado a su fin. Confío en no haberlos defraudado, llenando las expectativas de amigos y compañeros. Han quedado muchas cosas por hacer pero confío en que algunas de ellas sean llevadas a cabo por quienes continuen la labor. Algunos de los elegidos son gente valiosa, llenos de empuje, entusiasmo y vocación de servicio. Puedo dar fe de ello.

Expondré brevemente lo logrado para Letras gracias a las gestiones realizadas en este período 2008-2009 desde el tercio:

. Colocación de mesas y sillas en los jardines frente al comedor de Letras.

. Reordenamiento de las mesas de la sala de estudios, apertura de la misma los días sábados y colocación de un supervisor para vigilar el buen uso del ambiente con fines académicos.

. Creación de un blog del tercio de http//:tercioeeggll.blogspot.com/search?updated-min=2008-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&updated-max=2009-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&max-results=8

. Encuesta general a los servicios de la unidad (actualmente en proceso de implementación)

Quedaron pendientes sobretodo dos proyectos de interés. El primero y más importante era convocar a una reunión con los alumnos de Estudios Generales Letras para dar cuenta de nuestras funciones y logros. Es una iniciativa que considero que debería realizarse y sobre la que incluso insisto que es necesaria pese a la finalización de nuestro período, así como espero que el proximo tercio la ponga en práctica. Asimismo estaré conversando con los nuevos tercios para que mi proyecto de crear un taller o curso de historietas en Letras avanze durante este período, espero que al menos se forme una comisión que lo estudie, se prepare el programa y se llame a los profesores.

Ahora he dejado los Estudios Generales para iniciar mi carrera profesional (a fin de año espero decidirme entre Comunicaciones y Derecho) y asimismo, lo que espero sea una noticia grata para mis lectores, acabo de ser elegido como representante estudiantil ante la asamblea universitaria (REA).



No lo he hecho solo, entro con el flamante Frente Integrador de Estudiantes (FINES), un equipo que se ha formando buscando una forma menos rígida de representación estudiantil, autónoma de la dinámica y conflictos de interés que impone la agenda política extrauniversitaria. Junto conmigo en la lista han entrado Diana Chaman Salas (Ciencias Sociales) y Ana Lucía del Carpio Alberca (Estudios Generales Ciencias) con quienes espero realizar una labor solvente y comprometido con nuestros problemas cotidianos desde la asamblea. FINES es un grupo muy joven pero espero que pronto tengamos un estatuto y una directiva que de la cara.

El trabajo en los proximos meses será más arduo. Hacer llegar adecuadamente nuestras demandas ante el rector, organizar una alternativa en la representación estudiantil casi desde cero, resistir ante la tentación de dispersar el tiempo y el esfuerzo en medio de la futil politiquería, la cual será bastante grande en una asamblea dividida en múltiples facciones rivales. Desde este sitio seguiré exponiendo como siempre la problemática universitaria con una visión que espero sea enriquecida por mi participación en nuevas esferas.

¡Muchas gracias a los han creído en mí! ¡Nos seguiremos viendo!

domingo, 24 de mayo de 2009

Lejos del consenso: los estudiantes en la asamblea universitaria, el rectorado y la reestructuración del consejo universitario


El 31 de marzo tuvo lugar la última sesión de la actual asamblea universitaria (2008-2009), la cual clausura el rectorado de Luis Guzmán Barrón. Durante esta se discutieron y aprobaron reformas en el estatuto de la universidad que cambian la composición del consejo universitario. Este suceso trajo a colación las reivindicaciones estudiantiles por mayor participación en la toma de decisiones y el controvertido estilo de nuestros representantes. En el siguiente texto comentaré estos eventos.


Unas breves definiciones. La asamblea, el consejo universitario y los REAs


Probablemente la mayoría de los lectores desconoce en qué consiste la asamblea universitaria y nuestros mecanismos de representación a través de los representantes estudiantiles (REA). Por ello y, dado que se acercan las elecciones de estos representantes, haré una breve explicación para introducir la problemática:

De acuerdo con el estatuto de la universidad, la asamblea universitaria es aproximadamente el equivalente de nuestro congreso. Está compuesta por 75 representantes de los profesores, la Iglesia y los estudiantes. Por nuestra parte tenemos 25 asambleístas (REAs), o sea un tercio. Sin embargo, la asamblea tiene, por lo general, atribuciones bastante limitadas. Se reúne apenas una vez por ciclo y toma decisiones de carácter general como pronunciarse sobre la memoria del rectorado, elegir al comité electoral o aprobar los planes multianuales. Asimismo elige cada 5 años al rector y realiza reformas al estatuto (que en los últimos años se han hecho más frecuentes). Los poderes efectivos están concentrados en el consejo universitario. Este cuerpo colegiado toma en el transcurso de sus sesiones (dos al mes) muchas de las decisiones importantes para la marcha de la universidad. Hasta la presente reforma estaba compuesto de 18 miembros: el rector, dos vicerrectores, seis directores académicos, cinco decanos, tres estudiantes y un representante de los graduados. Los directores académicos, funcionarios nombrados por el rector, y los vicerrectores casi siempre se alinean con éste a la hora del voto, garantizándole una mayoría efectiva en el consejo. Los estudiantes (quienes son, tácitamente, líderes de sus bancadas en la asamblea) asumen la función de incorporar las propuestas del alumnado en la agenda del consejo y de informar a sus compañeros sobre la marcha de la universidad.


Crónica de un fracaso


Al final del período de los actuales REAs (2008-2009), se votó la reorganización del consejo a raíz de una fallida propuesta de varios de nuestros representantes para implantar el tercio en este cuerpo, que llevó a la formación de una comisión que debía llegar a una solución de compromiso. En la propuesta final los estudiantes ganamos un asiento en el consejo (de tres a cuatro integrantes) y se incorporó a un jefe de departamento. Sin embargo la creación de un nuevo vicerrectorado y de la Dirección Académica de Relaciones Institucionales (DARI) llevó a que el balance de poder no se modificara sustancialmente. La nueva composición es pues: el rector, tres vicerrectores, seis directores académicos, cinco decanos, un jefe de departamento, cuatro estudiantes y un graduado. Ahora bien, no hay que ser completamente pesimistas: el rector no ha incrementado su cuota de poder, si bien esta aún es exorbitante, ha disminuido en una cabeza… de ahora en adelante necesitará al menos de un voto para imponer su voluntad.


El debate que tuvo lugar entre los REAs previo al debate de la modificación del estatuto y su posterior actuación durante la votación es bastante revelador de la vida política universitaria que se perfila, al menos desde mi perspectiva, crecientemente turbulenta. A propuesta de la consejera universitaria Diana Rodríguez (independiente), los representantes estudiantiles tuvieron dos reuniones previas a la Asamblea donde se votó la reforma del estatuto. En ellas se debatirían los dos puntos de la reforma del estatuto: la creación de la DARI y la nueva composición del consejo. Sobre el primer punto se acordó unánimemente votar en contra, sobre el segundo se decidió dejar en actas la disconformidad con el voto de los directores académicos en el consejo universitario. A la primera reunión asistieron trece REAs y a la segunda acudieron nueve. El acuerdo fue suscrito por todos los asistentes y ninguno de los REAs que no asistieron se pronunció en contra.


Durante la sesión de la asamblea los oradores que presentaron la postura estudiantil fueron Diana Rodríguez, a cargo de la oposición a la creación de la DARI y el consejero universitario Mariano Peró (UNES), a cargo de dejar constancia de la disconformidad con la composición del consejo. Sin embargo el segundo omitió toda expresión crítica en su intervención a pesar de haber participado en la reunión previa. Ante el reclamo de sus colegas el REA e integrante de UNES Vicente Avalos (quien también asistió a dicha reunión) aclaró que no todos los estudiantes en la asamblea compartían la oposición a las propuestas del rector. Al final, solo tres REAs votaron del modo acordado y una se abstuvo. Sumando tan sólo el voto contrario de tres profesores, la propuesta fue fácilmente derrotada.


Balances sobre la reestructuración


Quizás la postura de REAs como Diana Rodríguez que propugna el tercio pleno en el consejo universitario sea excesivamente radical. Al respecto existe un malentendido que circula entre la opinión estudiantil según el cual los alumnos habrían tenido alguna vez ese tercio y lo habrían perdido en los 90 a raíz de la incorporación de directores académicos directamente nombrados por el rector. Esto es un equívoco que debe ser aclarado: los estudiantes ganaron acceso al consejo universitario con el estatuto de 1968 (elaborado durante el rectorado de McGregor ajustándose a la ley 17437 de universidades de 1960) con apenas dos asientos, que fueron aumentados a tres en el estatuto de 1984 (el cual fue a su vez hecho para ajustarse a la ley 23737 de universidades de1983). Con la actual reforma que aumenta a cuatro los representantes se hace el primer incremento en 25 años y pasamos a conformar un quinto del Consejo. El ingreso de directores académicos a este cuerpo tuvo lugar con el estatuto de 1968. En estos 40 años no habido incremento en su número. Por otra parte, la incorporación de directores académicos al consejo universitario tuvo una lógica válida en su momento. Lo que se buscaba, tanto en la PUCP como en otras universidades, era limitar el poder de los decanos. Hasta ese momento todos tenían participación en el consejo, en el que eran mayoría. Además en sus facultades tenían tales atribuciones que tendían a volverse pequeños feudos. Con ese mismo criterio fue que se redujo el período de los decanos a tres años y se crearon los departamentos (que cumplen con las funciones administrativas y relegando a los decanatos a las académicas). Frente a toda esta evidencia considero que no debe primar una visión pesimista de esta reforma. El tercio en todas las instancias es, en el mejor de los casos, un ideal, y los ideales no se logran de golpe sino que son el producto de una serie de avances que, vistos individualmente, pueden parecer modestos.


Lo anterior no me impide considerar que la creación de la DARI es completamente innecesaria, ya que sus funciones son cumplidas por las oficinas de Protocolo, Relaciones Internacionales y Cooperación, Imagen Institucional, y la Dirección de Comunicación Institucional. Se trata claramente de una maniobra del rectorado para mantener su influencia en el consejo y la oposición de los REA ha sido legítima.


Lo que se viene…



La próxima asamblea, para la cual se postulan cerca de 100 candidatos, seguramente estará dominada por movimientos o alianzas estudiantiles de distinto signo. Esto posiblemente redunde en la existencia de bancadas con una actuación más disciplinada (pudiendo negociar en conjunto con otros REA a través de voceros) pero a la vez es muy probable que crezca la fragmentación. Al existir la posibilidad de una representación estudiantil dominada por los partidos (cuyos miembros tienen visiones del mundo a veces contrapuestas y compiten por avanzar los intereses de sus organizaciones dentro y fuera de la universidad) estimo que se dificultará la toma de posiciones de consenso. El independiente tiene pocas oportunidades en este esquema (posiblemente será absorbido por alguna agrupación de ser electo), lo cual significa que el estudiante de buena voluntad (aunque exhibicionistas no falten) que no tiene interés de unirse a los círculos de la política partidista, quedará crecientemente excluido. Es una situación que nos lleva a prever que la Asamblea del periodo 2009-2010 puede convertirse en un escenario más de la disputa entre las facciones de la política universitaria.


Para hacer frente a la nueva coyuntura entre los próximos REAs (entre quienes espero encontrarme dado que estoy lanzándome) hago desde ya algunas propuestas que espero que consigan mayor consenso que la posición ante la reestructuración analizada: el voto secreto en la asamblea universitaria (que prevendrá la manipulación de los REAs y permitirá un voto libre de parte de los profesores que serán así menos dependientes de la voluntad rectoral) y la instalación de una junta de portavoces de los grupos estudiantiles representados en la asamblea. Cada grupo tendría un vocero (que no sería necesariamente su consejero universitario sino el que muestre mayor capacidad de diálogo) y en reuniones previas a las votaciones de la asamblea definirían de antemano la forma en que votará el grupo. Estos acuerdos tendrán que ser anunciados públicamente. Así se optimizará nuestra labor parlamentaria y no habrá lugar para desagradables maniobras que solo resquebrajan la imagen de nuestros voceros.

sábado, 23 de mayo de 2009

La muralla de papel: bienvenida la celeridad en el proceso de matrícula estudiantil


Las semanas en que se reinician las clases son un buen momento para darle la bienvenida a los contingentes de estudiantes que vuelven con la expectativa de los cursos que los esperan. Naturalmente esperamos que hayan disfrutado con especial intensidad sus últimos días de vacaciones. Sin embargo, para no pocos la última quincena de esparcimiento se ha convertido en un calvario. El motivo de ello es el proceso de matrícula y la compleja serie de gestiones e instancias que implica. Me referiré a mi propio caso, que sólo ilustra el de muchos compañeros igualmente entrampados en esta maraña.


Imagínense estar egresando de Estudios Generales a la facultad, hacerlo con las notas más altas y habiendo cubierto en 4 ciclos más créditos de los requeridos… y darse con la sorpresa de que, en la matrícula virtual eres expulsado de las vacantes en cuanto horario te inscribes. No me explicaba a que se debía esta exclusión. Lo primero que temí es que mi preinscripción había fallado debido a una sobrecarga del sistema. Recordaba ha
berme prematriculado en 7 cursos pero no figuraba un sólo crédito. Tampoco estaba atrasado en mis pagos. Era sin duda una situación muy extraña. Tras consultar al secretario académico de la facultad a la que debía entrar me di con una sorpresa mayúscula: faltando dos semanas para el inicio de clases no había pasado a facultad, seguía en Estudios Generales Letras. La razón era que me faltaba el certificado de inglés del centro de idiomas. Resulta que la universidad exige que todo el que pase a facultad acredite saber inglés.

Por ello el ciclo pasado estuvieron publicitando un examen de esta lengua (o en su defecto la entrega de un certificado de conocimientos) para quienes pasaban a facultad. A pesar de ello el proceso no quedaba muy claro y en mi caso no pude llegar a distinguir si era para todos o sólo para quienes habían desaprobado la sección de ingles del examen de ingreso. El 24 de febrero –día de inicio de la matrícula- había vencido el plazo para entregar los certificados. Como resultado, todos aquellos que no tuvimos la fortuna de comprender la naturaleza del proceso quedábamos en una especie de limbo académico. Una gran ironía pues no solo tenía un consolidado curricular respaldando mi solvencia académica sino que mi inglés es fluido y tengo dos certificados que lo demuestran.

Afortunadamente pude apelar al decano de Letras e iniciar gestiones para que el centro de idiomas admitiese como válidos mis certificados. Digo afortunadamente porque al poco tiempo el decano salió de viaje por una semana. Tuve que recurrir a los buenos oficios de las secretarías académicas, que, a decir verdad, actuaron con celeridad. Pero esto no es todo, faltando una semana para el inicio de clases me encontré con que era eliminado de los pocos cursos donde había conseguido vacantes porque el sistema sólo elimina a los candidatos cuando culmina la matrícula virtual. Finalmente y tras una serie de arduas gestiones por parte de la secretaría académica de Letras para convencer al Centro de Idiomas de aceptar como válidos mis certificados de inglés conseguí inscribirme en seis cursos en la matricula presencial el miércoles de la última semana previa al inicio de clases. Se trató en propiedad de ser salvado por la campana.

Tal vez algunos consideren banal este relato. El problema al que me refiero, no obstante, es importante. Los procesos de matrícula son su expresión más dramática, pero en general los estudiantes de la PUCP estamos sometidos a una serie de procedimientos burocráticos que nos complican la vida (matrículas, pruebas extra-académicas, inscripciones, boletas, entrega de certificados) y, aún más, paralizan numerosas iniciativas (como las trabas a la difusión de esta publicación) y constituyen, a menudo, una auténtica muralla de papel. En el caso concreto de la matrícula considero que los puntos críticos son: los plazos rígidos para egresar de la facultad y adelantar cursos, la dispersión de instancias a las que se debe acudir, la falta de difusión e información clara sobre los requisitos para el proceso.

Agregaría como problemas secundarios (aunque no menos graves) las fallas informáticas que hacen creer a los estudiantes que han obtenido vacantes cuando en realidad no pueden matricularse y los cruces de horarios (agravados en los casos en que existan prácticas) que llevan al alumno a seleccionar combinaciones sumamente engorrosas. En estos momentos no tengo una respuesta clara para estos problemas (sobretodo para los segundos), me limito a plantearlos a la espera de que en un futuro nuestras autoridades tomen medidas al respecto y los estudiantes planteemos propuestas en ese sentido. Es más, tengo noticia de que en una facultad como Estudios Generales Ciencias no se da apoyo a alumnos que se retrasan con sus trámites. Hay, en suma, muchos ángulos desde los cuales criticar este estado de cosas que fustigan a todos los estudiantes y que traban a aquellos que quieren hacer algo por enriquecer la vida universitaria.

Artículo publicado en El Estandar Social el 4 de mayo del 2008.

lunes, 2 de febrero de 2009

La crisis acecha y suben las boletas de las pensiones: ¿Qué tienen en mente nuestras autoridades?

En estos meses he estado licenciando el blog . Con la universidad cerrada y habiendo salido de vacaciones estuve dedicado a cuestiones más mundanas: un viaje al Cusco, la playa, leer y escribir literatura. Supongo que cuando nos alejamos del vértigo cotidiano temas como la política se vuelven más lejanos. Pero en estos últimos días se ha vuelto imperativo volver a la realidad.


El alza

Ya muchos deben estar informados de este tema que se ha estado comentando extensamente estos últimos días. Mi nota probablemente no agregue más información a la ya existente, pues despues de todo no pertenezco a la REA y no he estado directamente involucrado en el problema. Me refiero al alza a todas luces excesivas de la tarifa de las pensiones en nuestra universidad. Este 21 de enero el consejo universitario, con el solitario voto en contra de nuestros 3 representantes estudiantiles, aprobó incrementar las boletas mensuales en un 6%. Se trata de un ajuste de rutina, que se efectúa todos los años en base a la variación del costo de vida. Por tanto, a simple vista, no habría motivo de reclamo pero resulta que se ha tomado como referencia el índice general de precios en vez de la del sector educación (3,5%) que en los últimos años había servido como criterio para aumentos. Esto es, sin duda, una arbitrariedad. Según nuestras autoridades si en los últimos años se había usado la tasa inflacionaria del sector educación y no la del índice general era porque estas eran casi iguales y era indiferente aplicar cualquiera de ambas. Sin embargo, cifras de INEI proporcionan información ligeramente distinta.

Año

I.P.C.

Inflación

Espac. Divers

A boleta

educacional

Serv. Cult y de Ens

del año

2003

2.48

2.7

1.99

2004

2004

3.48

4.0

1.72

2005

2005

1.49

2.4

1.41

2006

2006

1.41

3.5

1.1

2007

2007

3.93

3.07

2.43

2008

2008

6.65

3.87

3.13

2009


Vale la pena preguntarnos por qué durante años la universidad usa un índice de precios y de la noche a la mañana cambia a otro cuando la favorece más. Y por otra parte, ¿por qué deberíamos basarnos en la inflación general para hacer aumentos si el grueso de nuestros gastos se relacionan con cultura y educación? ¿Tiene mucho que ver el precio del pollo o del combustible con nuestros egresos? Y si se trata de alimentación, ya el aumento de 6% en el básico ha sido un gravamen más que suficiente. En todo caso observemos la variación que implica un aumento de 6% frente a uno de 3,5% en nuestras boletas.


2009-1

2008-1

ESCALA

CREDITO

DER.MAT.

CREDITO

DER.MAT.

1

201.30

32

189.90

30

2

263.90

42

249.00

40

3

351.50

56

331.60

53

4

467.60

75

441.10

71

5

629.10

101

593.50

95


Traduciendo estas cifras, la mensualidad de un alumno que lleva una cantidad promedio de créditos (18) se incrementa entre 40 soles (escala 1) y 130 soles (escala 5). Añadamos que, según el artículo 5 del reglamento de derechos académicos, si un alumno debe créditos deberá pagarlos en base a la tarifa vigente en vez de aquella que existía cuando contrajo la deuda. Esto implica que por una medida unilateral se complica la situación de los alumnos morosos. Y todo esto llega en un momento en que la crisis económica acecha a nuestro país. La marcha de la economía nacional no es en modo alguno indiferente a nuestro centro de estudios: en un futuro cercano no pocas familias podrían perder el empleo o ver mermados sus ingresos. Si esto ocurre muchos estudiantes se verán obligados a llevar menos créditos o a abandonar sus estudios. Ello disminuiría los ingresos de la universidad. De este modo, el excesivo aumento de las pensiones podría no ser la decisión más sensata en un contexto de probable penuria.

Algunas cuestiones borrosas

Es frecuente escuchar a muchos representantes estudiantiles afirmando que esta política económica responde a un proceso de elitización y al predominio creciente de criterios empresariales en el manejo de la universidad. Hay una serie de signos en este sentido: la creación de un amplio abanico de sistemas de ingreso sumada al aumento indiscriminado de las vacantes, la compra del posible Campus Este, el incremento del interés del préstamo educativo, la disminución del número de escalas (aunque esto viene de antes), las concesiones a empresas privadas dentro del campus, el predominio de los directores nombrados por el rector en desmedro de la participación de los decanos y representantes estudiantiles en la toma de decisiones. Quizás también haya sido reflejo de ello la construcción del complejo McGregor, estructura de grandes dimensiones y alto costo cuya utilidad no está del todo clara. Esto sin contar los altos ingresos y privilegios que se ha arrogado una pequeña cúpula que parece estar por encima del resto de la comunidad universitaria que implica no pocos gastos superfluos sin contar el resquebrajamiento del clima de igualdad que conlleva.

Sin embargo, lo más grave es que despues de habernos estado hablando nuestras autoridades durante años de un amplio superavit, repentinamente se menciona la existencia de un deficit que se buscaría cubrir con el incremento de las pensiones. Las cosas no quedan muy claras, sobretodo teniendo en cuenta las denuncias de nuestros REAS sobre la falta de transparencia en el presupuesto, cuyos detalles solo son de dominio de quienes lo manejan mientras que la asamblea apenas dispone de una versión general de los egresos que no permite un análisis serio. Lo cierto con esta actualización de las pensiones es que, como otras decisiones, se privilegia la necesidad de aumentar ingresos por encima de criterios de equidad, justicia o calidad académica y, sobre todo, no se rinde cuentas suficientes a la comunidad universitaria sobre el uso de estos ingresos

Iniciativa estudiantil

En respuesta a este estado de cosas la FEPUC, la REA, los centros federados y los tercios estudiantiles hemos convocado a una serie de acciones de protesta que se iniciarán con una concentración frente al edificio McGregor donde estará sesionando el consejo universitario este miércoles 4 a las 11. Se ha propuesto una serie de iniciativas con el objetivo de que no se nos aumente las pensiones sin rendirnos cuenta de los aspectos financieros que motivan estas decisiones, sobretodo cuando se teme que la situación económica que se viene no sea holgada. Entre las ideas más resaltantes está modificar el artículo 5 del reglamento de derechos académicos para suprimir los incrementos de las multas vigentes en base a las variaciones en la boleta (una política que contraviene abiertamente el código civil), mayor transparencia en el manejo del presupuesto con participación de representantes estudiantiles en su elaboración y ajuste de los cambios en las pensiones de acuerdo, exclusivamente, con la inflación del sector educación. Si los reclamos de los estudiantes por una política de cobros más justa no entra en el esquema de la gestión universitaria al menos podría esperarse que esta se base en un manejo económico responsable basado en el sentido común.

Como integrante del consejo de Letras me sumo a la campaña, en cuyas acciones estaré participando y a la que espero poder hacer algunos aportes. Aunque a veces tengo la impresión de que se busca el ruido de la protesta con cierta precipitación, esta sigue siendo la fórmula más conveniente para ser escuchados. Por ello expreso desde este momento mis deseos de que estas medidas puedan llevar a una pronta solución negociada que beneficie a toda la comunidad universitaria y no degeneren en una confrontación cerrada entre nuestras autoridades y sectores intransigentes de la dirigencia estudiantil (muchos de los cuales acaban de estrenar cargos en la FEPUC y los CFs) en busca de notoriedad.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Dejando de lado las buenas maneras: La presentación de Ollanta Humala en Sociales

El martes 18 de noviembre a las 6:00 PM tuvo lugar en nuestra universidad un evento esperado por los estudiantes interesados en el acontecer político nacional: la presentación de Ollanta Humala en el auditorio de la facultad de Ciencias Sociales en el marco del evento Líderes políticos y jóvenes analistas. Para más de uno, inferiero, debía ser algo trascendente estar ahí y confrontar personalmente a quien ha sido de alguna forma la cabeza de la oposición a este gobierno. Los temores de pifias de parte de algunos me parecieron infundados, pues despues de todo esta es una universidad pluralista y democrática en que el mayor interés es el saber... también esperabamos un ambiente algo más distendido de parte de los organizadores: no es una tradición en esta universidad cerrarle las puertas a los estudiantes que se interesan en participar en un evento sea quien sea el que está hablando. Sobretodo cuando en el evento se anuncia que el ingreso es libre. Ello me fuerza a narrar este evento excepcional (no sería deseable que se volviese una regla, claro está) y a la vez referirme a algunas reflexiones que me suscita.

Los hechos

Debo reconocer que tengo la mala costumbre de llegar tarde a más de una ocasión como ésta. En este caso fue absolutamente inevitable. Compromisos urgentes debieron hacerme salir de la universidad dos horas antes del evento y regresé con poco tiempo, a hora punta, con microbuses que se rehusaban a recoger pasajeros y un tráfico atroz. De todos modos mi hora de llegada fue razonable: 6:25. Según me comentan en esos momentos el evento recién empezaban. Pero ahí mismo yo y otros recién llegados nos dimos con una desagradable sorpresa: un vigilante estaba plantado en la puerta y cerraba el paso a cualquiera que deseara asistir aduciendo que no cabía más gente en el auditorio y que a partir de cierta hora (al parecer 5 minutos atras) esos movimientos distraerían a los presentes. Se nos dijo que en el aula J201 estaba habiendo una videoconferencia del evento y que debíamos retirarnos allá. Al parecer muchos lo hicieron. En mi caso y de los que se quedaron ahí nos rehusamos. Era un evento demasiado importante como para verlo en una pantalla (también lo habríamos podido ver por la página de la PUCP si de eso se trataba) y sobretodo el cerrar las salas a la libre asistencia y mandar a quienes sobran aparte del resto me parece una mala costumbre, reñida con el ambiente distendido, libre y cordial que se supone que garantiza nuestra universidad y una facultad como Sociales. Por tanto habernos ido a J201 era en ese caso, a mí entender, una forma de justificar un mal orden. Aún así hubo más que eso, haberse negado por eso habría sido verdaderamente infantil. Lo que ocurría era que los organizadores incurrieron en una sucesión de actuaciones contradictorias y que denotaban una preparación deficiente de la conferencia que nos parecieron indignantes. Irnos en ese caso habría sido también darles la razón y aceptar que no pasaba nada.

Por un lado, como dije antes, la actuación de los organizadores pareció bastante inusual. Es verdad que había un número razonable de asistentes de pie o sentados en el piso (los primeros eran principalmente periodistas) y que Humala es una figura pública. Sin embargo, yo he asistido recientemente a eventos en el mismo auditorio en que el lleno era mucho mayor (en más de un Viernes Económicos no ha cabido un alfiler y no ha parecido haber problema con ello) y con personalidades políticas del mismo peso (como una conferencia con Jorge del Castillo y el director de El Comercio, Francisco Miroquesada Rada) y en ellas no se vieron restricciones de este tipo. Por lo que he podido ver el auditorio de Sociales tiene fama de ser un espacio distendido y libre donde la gente puede llegar en cualquier momento, sentarse o pararse en los pasillos si no hay asientos y donde este protocolo difícilmente varía si se trata de una autoridad o de un profesor de nuestro centro. Es lógico, en esta universidad no somos vándalos, la democracia interno tiende a funcionar porque la mayoría de nosotros practica un ethos democrático dentro de la institución porque tenemos la formación para valorar el diálogo y podemos esperar un mínimo respeto nuestros derechos y reclamos de parte de las autoridades. Pero parece que todo esto se sacrificó en esta ocasión y la inconsistencia, en mi caso, resultó bastante chocante.

Uno llega tarde y no se preocupa por el sitio porque no se le ha impuesto la costumbre de no hacerlo. Y no es una conducta a la que se puede obligar de la noche a la mañana sin esperar desconcierto. Pero si se observa que ha habido un riguroso celo por respetar normas particularmente estrictas se entiende esta actitud como coherente y razonable. Pero no hubo nada de eso: a lo largo del evento salieron más de 60 asistentes y al final sobraban asientos. En este caso parecía no haber problema con la incomodidad que causaba el continuo movimiento de personas que al parecer no tenían tanto interés por la conferencia como los no más de 10 que pacientemente esperábamos afuera. Pero eso no fue todo, no sólo no tuvieron problema para dejar salir a cuanto quisiese sino que dejaron ingresar casi al mismo número de quienes estaban afuera: 5 estudiantes de Ciencia Política, dos o tres profesores y similar número de periodistas. Me atrevería a decir que el trato era francamente discriminatorio. Es cierto que entre los que se quedaban afuera había varios estudiantes de San Marcos -sospecho que su apoyo al reclamo de quedarnos se debió más al radicalismo más deshinibido de su medio que a la voz de la razón-, pero también había estudiantes de la universidad que sufrieron este atropello y que pudieron ver que al parecer en esta ocasión algunos dentro de la comunidad universitaria valen más que otros. Otra flagrante contradicción y desagradable sorpresa debo agregar por cierto.

Toda esta cadena de hechos, naturalmente, nos causó indignación. Posiblemente si la realidad fuese otra no habríamos reclamado. Si a alguien se le acostumbra a que es natural y aceptable sufrir este trato lo más probable es que se quede callado, temiendo las represalias por hacer lo contrario. Pero si a uno se le enseña a tener espíritu crítico, buscar el diálogo y la horizontalidad uno espera lo mismo y no que de un momento a otro se le coloquen barreras al libre despliegue. En esta situación la actitud de los organizadores ayudó muy poco. Mostraron en general estar cerrados al diálogo y negarse a soluciones aceptables. Sus argumentos pudieron resumirse en dos frases: las reglas las pone la casa y hay que respetar las jerarquías, lo cual, junto con el mandar de hacer callar a cualquiera que intentase contraargumentar muestra una inquietante actitud autoritaria. En algún momento se nos dijo que no podíamos pasar por razones de seguridad pues el lleno del local nos haría peligrar (es extraño que no hayan mostrado semejantes escrúpulos antes). Toda su propuesta se redujo a hacernos pasar a J201 a ver la videoconferencia, algo que era ilógico pues si nos habíamos quedado ahí era justamente para buscar otra solución. Por último se me invito, como representante estudiantil, a pasar a hablar el día siguiente personalmente con la decana, cosa a la que, debo decir, me he rehusado, por la actitud hostil con la que se hacía la invitación y, sobretodo, por el hecho de que sólo estoy obligado a responder ante las autoridades de mi propia facultad. Sin embargo, aún esos momentos de diálogo fueron muy escasos, la única respuesta real a nuestras demandas fue poner un vigilante más en la puerta y hacer que nuestras protestas chocasen como contra una pared frente a nuestros únicos interlocutores: seguridad. También debo agregar, con gran preocupación, que, en un momento, uno de los vigilantes nos estuvo tomando fotos (¿es que se nos quiere fichar como alborotadores?)

Al final lo único que logramos fue hacer un escándalo. En varias ocasiones en que la puerta se abría para que saliese más y más gente hacíamos tumulto y nuestra discusión y frases frente a los de seguridad y las autoridades degeneraron en ciertas expresiones altisonantes a las que no soy ajeno. Y eso es algo muy lamentable. Yo no me considero un amante del alboroto ni deseo la confrontación con las autoridades. Este tipo de situaciones se dan cuando se cierran las puertas al diálogo y se la reemplaza por la sordera oficial o la represión. En esos momentos, cuando los argumentos racionales no valen, lo único que queda es la agitación, la forma más primitiva y contraproducente de discusión. Se puede disculpar que haya habido fallas y omisión de información en la organización del evento, lo que resulta imperdonable es que en ningún momento se las haya querido reconocer. De este modo al final perdemos todos: el tumulto en un medio como éste no le hace daño. El prestigio de la universidad sufre y el de los que protestamos también. Son las consecuencias de que se nos trate como súbditos irracionales y no como iguales. Eso pasa mucho en nuestro país pero si se da incluso en nuestra universidad, que debería dar el ejemplo, las cosas resultan en verdad bastante desesperanzadoras.

¿El poder o la apertura en los claustros?

Deseaba meditar brevemente por el hecho que puede haber llevado a que los organizadores hayan llegado a actuar con este celo tan desproporcionado en esta ocasión. En muchas ocasiones se han presentado políticos y líderes importantes en el país. En todas ellas -incluso en la un tanto agitada conferencia de Jorge del Castillo en Letras- imperó un ambiente de distensión en que la universidad no se andaba dando el trabajo de controlar de ese modo los movimientos de los estudiantes. Si siempre ha sido así y nadie ha tenido corona, ¿por qué en la visita de Ollanta Humala se hace exactamente lo contrario? Más que un evento académico y participativo el protocolo parecía el de un solemne acto político de homenaje al líder de un partido ¿Será que los organizadores han preferido causar una buena impresión en Humala que en tener consideración para con nosotros? Sería una forma de mostrarle que tan lejos están dispuestos en llegar asegurándole un trato especial, diría pleitesía. Por el comandante se coloca seguridad, se hacen respetar rígidos horarios y se acallan las protestas de quienes no se esperan tantos formalismos. No sería descabellado pensar que ha habido una intención más allá de lo meramente intelectual. Después de todo, Humala tiene buenas posibilidades de ganar las próximas elecciones en el 2011. El estudiante de Sociales Javier Martell, director de El Estandard Social me comentó de las inusuales reparos que tuvieron los organizadores que le impidieron filmar el evento a pesar de ser periodista -cosa igualmente inusual según me dice- y aprovechó precisamente para preguntarle a Humala a la salida de la conferencia sobre cómo muchos académicos que no lo apoyaron en el 2006 ahora aparecían muy entusiastas frente a su causa. Y no está de más decirlo, más de uno de esos académicos, de nuestra casa de Estudios y vinculado a la organización del evento, ha estado participando activamente en actos políticos del Partido Nacionalista y mostrado un notable acercamiento a su líder. Quizás eso explique que a la salida del evento uno de ellos lo protegiese de las preguntas inoportunas -incluidas las de algunos de los que estaban afuera- y lo siguiese a todos lados o la recepción privada que tuvo dentro de la facultad, donde quien sabe qué se haya discutido. Yo no le tengo hostilidad a Humala y tampoco le guardo resentimiento por los inconvenientes de su presentación pero sí comparto los reparos que un sector de nuestra sociedad siente cuando grupos de intelectuales sin mayor representatividad política empiezan a ocupar puestos de confianza en el Estado, como sucedió en el gobierno de Toledo. A eso se refiere el sentido común cuando habla de los caviares y es legítima la crítica a toda cooptación de la voluntad popular. Esto aún más cuando puede tener efectos en el programa y discurso del nacionalismo, llevando al poder propuestas que no fueron las que apoyaron sus bases y, de algún modo, traicionándolas.

Lógicamente mis temores podrían ser infundados. Pero de todas maneras algo queda en el aire. Algo que no parece estar andando del todo bien. En los últimos tiempos se sienten ciertos signos de una actitud menos democrática dentro de nuestra universidad. Hay aspectos macro como que varios miembros en el consejo universitario sean nombrados por el rector y no elegidos por los estudiantes -REAS- ni los profesores -decanos-, que este consejo tome algunas decisiones importantes como la construcción del campus este sin dar cuenta a la asamblea. Y también hay aspectos micro, como el cierre o las trabas a la actividad cultural de los estudiantes en nombre de la salvaguardia de los derechos de autor por la DAES, la mayor centralización y pierda de poder de los estudiantes en muchos aspectos de la vida académica o el que en las conferencias, en que se supone que el acceso es libre, se cierre el paso ni bien empiezan y se las cerquen con agentes de seguridad.

Por ello es deseable que lo que ha sucedido en esta oportunidad en el auditorio de Sociales no se repita en más instancias de la vida universitaria y el diálogo vaya cediendo paso a la imposición y la mano dura. No somos la universidad que somos y no hemos luchado por su independencia frente a ciertos poderes fácticos por cosas como esas. Se necesita, por tanto, evitar que estas situaciones vuelvan a repetirse pero no con represalias o más vigilancia sino reconociendo los errores y procurando un cambio de actitud que procure el real respeto a la vida democrática y la equidad. He debido dar mi versión de los hechos lo antes posible para que no se me malinterprete y se crea que obre por puro capricho o irracionalidad. Aún así reconozco con humildad que por momentos me dejé llevar por la exhaltación del momento y que mi conducta no fue la más apropiada. Lo mejor por ello es prevenir que situaciones como éstas donde la razón cesa de actuar puedan estarse dando. Espero, por tanto, con vocación de preservar la buena salud de nuestra institución que nuestras autoridades también reconozcan el error de los organizadores y rectifiquen prontamente las fallas y atropellos que se han visto, garantizando una organización más eficiente y abierta en ocasiones similares y pidiendo disculpas por lo acontecido.