


Sin embargo, nos quedó un mal sabor de boca. De repente las palabras de Lerner (y también las de Gamarra) sobre los peligros de la intolerancia y de una reacción antidemocrática que amenazase lo logrado en derechos humanos se volvió algo mucho más vívido. Literalmente, vivimos la amenaza en carne propia. Y por un momento me puse a pensar en el horror de esos asesinos ayacuchanos o de esos mismos pobladores y estudiantes limeños en Barrios Altos y La Cantuta, cuyas vidas fueron cegadas de un momento a otro por la irrupción brutal de unas fuerzas del orden que pisotearon las reglas democráticas con el aval de la clase política, representada, entre sus miembros más "ilustres", por los fujimoristas. Pero no todo fue miedo o amargura, el acontecimiento produjo en mí y seguramente en muchos otros, una reafirmación de nuestra determinación en defender la cultura de paz y los valores democráticos pues cuando estos se degradan las personas están a merced de la horda, ya sea esta de terroristas, paramilitares, agentes del gobierno o simplemente ciudadanos intolerantes.

Cerraré este comentario con una breve reflexión. Desde que salió el informe de la CVR se la ha calificado su propuesta de derechos humanos como la agenda de una izquierda caviar representada en las ONGs y universidades (la Católica muy notoriamente) desconectada de las opiniones y las experiencias de la gente de a pie. Quizás tengan en parte razón. El interés por el tema ha sido preferentemente el de una minoría "ilustrada" y la la izquierda lo ha apoyado con un entusiasmo mayor que otros grupos, haciendolo aparecer a ojos de fuera como algo exclusivo a su propuesta. Por lo mismo le han dado un enfoque posiblemente más radical que el que tenían en mente muchos comisionados, enfocándose sobretodo en los excesos del ejército con un sesgo que algunos consideran demasiado anticastrense y prestando quizás muy poca atención a los igualmente graves crímenes de los subversivos. Pero de ser las cosas así yo me pregunto, ¿por qué no puede ser la protección de los derechos fundamentales, la reparación a las víctimas de las violaciones a estos y el castigo a los responsables un interés del grueso de la sociedad? ¿que tengamos diferencias sobre como interpretar la labor de la comisión debe impedir que estemos de acuerdo en que se cometieron actos criminales y en que no puede haber justicia sin reparación? No estoy de acuerdo en pensar que haya que ser un radical para apoyar la causa de la dignidad humana, ¿no es acaso este un principio de la fe cristiana arraigada en nuestra sociedad? Este es un problema que nos concierne a todos y merece ser defendida con más entusiasmo justamente por aquellos que están más expuestos al abuso, quienes no son precisamente académicos o estudiantes comprometidos. Esta no es la causa de rojos, azules o verdes, es la causa de la democracia y todos debemos unir fuerzas en su promoción porque en ella gana la mayoría.
Agradecimientos por las imágenes a http://renatoconstantino.blogspot.com/2008_08_01_archive.html